Sobre el negocio de las Niif y los mercanchifles de la educaciĂłn, que no dudan incluso en querer crear oportunidades a costa de las dificul...
Sobre el negocio de las Niif y los mercanchifles de la educaciĂłn, que no dudan incluso en querer crear oportunidades a costa de las dificultades que sobreviven los pequeños empresarios, me permito compartir este artĂculo, aparecido en el famoso periĂłdico PORTAFOLIO. Las Niif están hechas para crear reportes que favorecen al "grupo principal", y estos son los prestamistas internacionales que quieren apoderarse de todo.
Por: Horacio Ayala Vela
Diciembre 2 de 2015 - 10:15 pm. Portafolio.
En 1993 se expidiĂł el primer estatuto ordenado de normas de contabilidad en Colombia, unificando los registros y la presentaciĂłn de las cifras de las empresas. A los textos se incorporaron principios básicos de uso universal, como la continuidad del negocio, la esencia sobre la forma, la asociaciĂłn, la prudencia etc. Probablemente no era la panacea, pero cumpliĂł muy bien su propĂłsito facilitando la tarea de los contadores, los empresarios y los usuarios, porque los textos eran accesibles a todos y permitĂan saber a quĂ© atenerse en estas materias.
Sin medir las consecuencias ni ponderar juiciosos estudios, se optĂł simplemente por adoptar los estándares internacionales -IFRS o NIIF- . El resultado no podrĂa ser peor, porque en el afán de llegar a la perfecciĂłn se impuso utilizar esos estándares, con categorĂa de normas, a todos los obligados a llevar contabilidad. A pesar de que las NIIF, desde su preámbulo, están previstas para las empresas mercantiles, en Colombia se exigen a todas las entidades, de cualquier naturaleza y tamaño, incluyendo las que no persiguen fines de lucro, las especiales del Estado, cooperativas, cajas de compensaciĂłn y hasta las copropiedades.
El resultado ha sido una total confusiĂłn para los empresarios y los mismos contadores, porque, además, las normas adoptadas utilizan defectuosas traducciones del inglĂ©s, que algunos supuestos gurĂşs han mitificado. Seguramente son los Ăşnicos beneficiados de los enormes costos en que han venido incurriendo las empresas en asesorĂa y en capacitaciĂłn.
Se dice que el proceso es indispensable para introducirnos en el plano internacional, lo cual es dudoso, porque la inmensa mayorĂa de las empresas colombianas escasamente sobrevive localmente: segĂşn Anif, en 2013 el 99,1% de las S.A.S. eran pymes y microempresas. Tampoco es cierto que las grandes empresas no puedan acceder a mercados internacionales, por ejemplo Estados Unidos, que es nuestro principal socio, no utiliza IFRS.
Lo sensato es revisar el estatuto contable que tenĂamos y que funcionaba bien, y actualizar los conceptos que ameriten modificaciĂłn -que no son todos-, pero manteniendo un conjunto claro, simple, comprensible y Ăştil; para los casos no expresamente señalados, que son excepcionales, se pueden utilizar las NIIF como referencias doctrinarias, como venĂamos haciendo antes. La contabilidad no es una ciencia exacta ni patrimonio intelectual de unos pocos; debe ser accesible a todos de la manera más fácil y más simple. La uniĂłn Europea, por ejemplo, utiliza las NIIF sĂłlo para las empresas que consolidan estados financieros o que cotizan en bolsa.
Para tener una idea de la magnitud de la confusiĂłn que existe, basta decir que el Consejo TĂ©cnico de la ContadurĂa emitiĂł 1.176 conceptos interpretativos entre 2013 y 2014 y en 2015 ya va llegando a 1.000. Por otra parte, se están formando contenciosos entre las entidades de vigilancia acerca de la facultad de regular la contabilidad, y se percibe un debilitamiento del valor probatorio de los libros, como resultado de la oficializaciĂłn de la doble contabilidad. Un verdadero caos; tenemos ahora un estatuto contable igual o peor que el Estatuto Tributario. El tema se le saliĂł de las manos al Gobierno y debe rectificar, en bien del empresariado, de los contadores y del paĂs en general.
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